La vida es un constante va y ven de sucesos y experiencias. Personas que llegan y que cuando comienzas a acostumbrarte a ellas, se van. Lágrimas, risas, abrazos, bienvenidas y despedidas, son frases del libreto que todos, aunque con tramas diferentes, debemos de seguir. Sólo cuando baja el telón para no volver a subir, es que el espectador, ya que ni siquiera nosotros mismos, podrá decir si la obra fue buena o no. Mientras estamos allí desempeñando nuestro papel, inconscientes de cuándo y cómo será nuestro capitulo final, tratamos de representar exitosamente nuestro papel, sea cual sea este. Unas veces perdemos el control de nuestras líneas y otras veces tratamos de adelantarnos una escena, pero todo eso, hasta nuestros errores, están dentro del argumento de la obra en la que Dios nos ha puesto a actuar. Lo que nos diferenciará de la mayoría, no es el papel que nos toque encarnar. Si es protagónico, extra...o si solo eres un tramoya, lo importante es que tan dignamente se lleve a cabo dicho papel...de manera que cuando termine nuestra participación, en este teatro llamado vida, la critica nos favorezca por nuestra buenas obras.